A finales de 1943, en el último período de la Segunda Guerra Mundial, decenas de jóvenes judíos fueron escondidos en la hacienda Villa Emma en Nonantola, una municipalidad de la provincia de Módena. De esta manera, después del armisticio de Cassibile el 8 de septiembre, los jóvenes judíos fueron salvados de la deportación nazi. Un episodio que quedó en el corazón de un israelí de Zikhron Ya’aqov, un pequeño pueblo israelita de 17.000 habitantes, que eligió el camino de la gratitud. En la ciudad israelí de Rosh HaAyn se inaugura un parque en nombre de la ciudad italiana: y es allí donde el hombre, que prefiere mantenerse anónimo, se enteró de la historia de Villa Emma, contactando personalmente a la alcaldesa de la ciudad de Módena para donar 200 euros al mes a dos familias que están necesitadas. “No lo esperábamos, no en un momento tan difícil para todos – admite el vicealcalde de Nonantola, Gian Luca Taccini – Nos sorprendió agradablemente tanta generosidad”.
Pero hay dos condiciones requeridas por el benefactor. La primera, que los receptores realmente están necesitados y la segunda, que reciben el dinero directamente en la cuenta bancaria sin intermediarios. Así, gracias también a la ayuda de los servicios sociales, se identificaron a los beneficiarios: una anciana, sin familia y con problemas de salud, y un hombre adulto, conocido en el pueblo por su compromiso con el voluntariado. “Mi hijo perdió su trabajo a causa del coronavirus, todavía no ha encontrado otro trabajo permanente. Necesitamos esto para seguir adelante – dice la madre de 70 años – Nos sentimos halagados. En un mundo lleno de odio, es difícil encontrar personas dispuestas a echar una mano a los demás sin pedir nada a cambio”. La donación, que comenzó con los primeros 400 euros en julio, ahora no tiene término. “No sabemos cuáles serán los desarrollos – agrega Taccini – pero con el benefactor hemos hablado de un plazo medio-largo. Cada mes quiere saber si el dinero ha llegado, si las dos personas lo han retirado o si hay problemas”.
Pero la solidaridad de Nonantola no se detuvo en Villa Emma. A lo largo de los años la municipalidad ha seguido hospedando a los más débiles, como solicitantes de asilo y migrantes, gracias a la intervención de diferentes asociaciones locales. “Es fundamental el compromiso de la Fundación Villa Emma, que sigue documentando lo que ocurrió durante la guerra – añade el vicealcalde – El último proyecto que empezará en 2021 es crear un lugar para la memoria, ‘Davanti a Villa Emma’ (Enfrente de Villa Emma) que aparecerá en Prato Galli, terreno que está justo enfrente de la hacienda: contará la historia de los chicos de Villa Emma, pero también hablará de todas las experiencias de hoy, de todas las personas que tuvieron que dejar su casa y fueron acogidas y ayudadas por Nonantola».