La comisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos del Comité Judicial ha emitido el proyecto antimonopolio que parece como una acusación de 449 páginas.
El objetivo es poner fin al poder de monopolio de las big tech con drásticas separaciones estructurales, prohibiciones de nuevas adquisiciones, patrullas intensas y multas por parte de las autoridades supervisoras. Un trabajo que duró 16 meses y que no se paró ni siquiera por la pandemia. Ha revisado más de un millón de documentos y escuchado y examinado cientos de testimonios (de rivales de gigantes tecnológicos y de sus directores ejecutivos: Jeff Bezos, Tim Cook, Sundar Pichai, Mark Zuckerberg). Un informe que en sus páginas contiene 120 veces la palabra clave “monopolio”.
Los líderes tecnológicos estadounidenses y globales recibieron un fuerte juicio: las cuatro grandes compañías que una vez fueron “valientes empresas de bajo costo” se han convertido “en el tipo de monopolios que vimos por última vez en la era de los barones del petróleo y los magnates del ferrocarril”, se lee.
“Aunque estas empresas han proporcionado claros beneficios a la sociedad, su dominio ha tenido un precio”, dice el informe. Han podido abusar de sus posiciones dominantes en la frontera digital, dictando precios y reglas para el comercio, los motores de búsqueda, la publicidad, los servicios de redes sociales y la publicación. El juicio ha sido apoyado por la mayoría demócrata (dirigida por los diputados Jerrold Nadler y David Cicilline), pero no totalmente por los republicanos. Todos los partidos políticos, en realidad, criticaron a los líderes tecnológicos, pero las medidas correctivas a tomar no han recibido un “voto” unánime.
Cuatro conservadores, dirigidos por el diputado Ken Buck, han apoyado una serie de medidas para fortalecer los presupuestos y las capacidades de intervención de las autoridades antimonopolio (consideradas inadecuadas frente al enorme crecimiento de los protagonistas). Jim Jordan, el principal miembro republicano en la Comisión de Justicia, se distanció aún más, acusando a los demócratas de ignorar el único aspecto importante de las violaciones cometidas por los gigantes de Internet, es decir, la discriminación contra las voces conservadoras. Google recibe críticas por el monopolio de las búsquedas y de las ventas publicitarias. Utilizaría prácticas anticompetitivas, como insertar informaciones sin el permiso de terceros, para mejorar la calidad y los resultados de las búsquedas.
También Amazon recibe críticas, la compañía domina varios sectores, especialmente el comercio electrónico: aquí vende productos que compiten directamente con los detallistas independientes que utilizan su plataforma. La empresa promueve también, en sus servicios, sus propios productos en perjuicio de los demás. 2,3 millones de detallistas venden a través de Amazon, y el 37% de la plataforma es la única fuente de ingresos. Amazon, en su negocio en la nube, discriminó también a los desarrolladores. Apple está acusada de monopolio en el mercado de aplicaciones para iPhone y iPad, una realidad que le permite arrebatar comisiones del 30% sobre las ventas de aplicaciones. La reacción de los protagonistas de empresa llegó muy pronto. Mientras que Apple y Google quieren analizar el informe, Amazon y Facebook lo han criticado. Amazon dijo que, en vez de facilitar la competencia, la reduciría y, en lugar de ayudar a las pequeñas empresas, las haría daño, “obligando a millones de detallistas independientes a abandonar las tiendas online”. Facebook ha defendido a brazo partido sus adquisiciones de Instagram y WhatsApp, aprobadas por las autoridades, pero ahora acusadas porque han eliminado potenciales competidores en desarrollo.