En la noche del 7 de octubre, se jugó el Juego 4 entre Miami y Los Angeles, en el que los Lakers salieron como ganadores, llevándose el 3-1 en la serie y dirigiéndose hacia el primer match point de las Finales. Los Lakers de Los Ángeles se impusieron gracias a la monstruosa actuación de un suntuoso Anthony Davis en defensa, con 9 rebotes, 22 puntos (6-12 campo) y 4 asistencias; y la de LeBron James, espléndido en ataque, que pone en el acta 28 puntos, 12 asistencias y 8 rebotes, à dos del triple doble. Los Heat dieron la impresión de querer mantenerse en el juego, apoyados por su líder espiritual Jimmy Butler, 22 puntos para él, y por el novato Tyler Herro, peón cada vez más insustituible en el quinteto del coach Spoelstra con 21 puntos, de los cuales 3 de 7 desde más allá del arco, confirmándose como uno de los mejores tiradores de la liga, con un 36,6% de tres en la temporada 2019-20. La clara diferencia entre los dos equipos se debe a la ausencia del armador principal del Miami Heat, el esloveno de 34 años Goran Dragic, que tuvo que pararse después del Juego 2 por una torcedura de tobillo grave. En su lugar, los Heat han colocado al no reclutado Kendrick Nunn, que no da la misma calidad y confianza que el «Dragón» esloveno, campeón europeo de la Euro Basket 2016 y conciudadano de Luka Doncic. El trofeo Larry O’Brien, de hecho, parece tender cada vez más hacia la costa californiana que hacia Florida. Las señales a favor de esta suposición son muchas: sin duda una es la lesión de Dragic, pero también la sólida defensa de los Lakers, liderada por el central Davis y Alex Caruso, hombre cada vez más fundamental en el juego del coach Frank Vogel. Tener a LeBron James en el equipo es siempre una ventaja para quienes quieren ganar el anillo, así como poderse permitir un experto ganador como Rajon Rondo, nunca demasiado llamativo en cuanto a puntajes, pero sensacional en cuanto a detalles como los regresos defensivos, los pases imposibles y la capacidad de conectarse con el momento, “he feels the heat of the moment”, como dirían al otro lado del océano. La clave para los Miami Heat es solo una: mantenerse intactos. Apoyárse en Butler, Herro y Duncan Robinson en ataque, mientras que, en defensa, ponerse en las manos de Andrè Iguodala y Bam Adebayo, el cual logró frenar las contraofensivas de Jason Tatum y de los Boston Celtics en las Finales de la Conferencia Este (el bloque de Bam Adebayo fue elegido el mejor de los últimos 10 años por el New York Times). Por último, pero no menos importante, una estadística extraordinaria: los Lakers, si están arriba al inicio del último cuarto, nunca han perdido en la temporada (56-0).